En algún momento de tu vida te has preguntado ¿Cómo hice para llegar aquí? Esa interrogante surge cuando no la estamos pasando como esperábamos. En esos momentos pensamos que nuestra vida la tenemos vuelta un rollo, andamos como perdidos y no encontramos la punta del hilo para desenrollar ese gran nudo. Entonces justo allí surge la duda... ¿Y yo que hice?
Aunque parezca duro y radical, todo lo que te esté sucediendo es consecuencia única y exclusivamente de una sola persona... TÚ.
Seguramente, en este instante tu mente iniciará un proceso explicativo, dentro del cual te adentrarás cada vez más para encontrar las respuestas, justificaciones e incluso evidencias (cual película de detectives) para afirmar que no fuiste tú, que fueron las circunstancias o fue X persona que generó todo… y así seguirás de manera sucesiva sin parar hasta sentirte que estas satisfecho mentalmente con tú propia explicación.
Culturalmente se le han otorgado diversas connotaciones a la palabra “responsable”, la más frecuente de ellas es asociarla con “culpable”. Esto se encuentra muy arraigado desde nuestra infancia y para comprobarlo hagamos un ejercicio, recordemos cuando éramos niños y algún adulto nos preguntaba ¿Quién hizo esto? o ¿Quién es el responsable?; iniciándose allí un interrogatorio el cual no cesaba hasta que “confesábamos” nuestra “culpa”, desde allí surge ese miedo a asumir la responsabilidad, porque inconscientemente lo asociamos con culpa.
¿Te parece que le otorguemos una distinción diferente a la palabra responsabilidad? Vamos a verla a partir de ahora como la “capacidad para responder”. Al mirarlo de esta manera debo abandonar mi papel pasivo-víctima de las circunstancias y asumo un papel activo-protagónico sobre lo que me sucede y en cómo respondo ante eso.
Esto nos da la oportunidad de generar otras posibilidades
Mi invitación es a que pares el diálogo mental, que no trates de explicar o justificarte porque no es cuestión de buscar culpables, es solo asumir que somos responsables de lo que pasa en nuestra vida y en consecuencia tenemos la maravillosa oportunidad de poder decidir.
Un abrazo,
Keyla
Pd: foto de libre uso de pixabay.com