Seguramente ya has escuchado o leído algo sobre el término resiliencia. Esta palabra se utiliza de manera recurrente y se ha popularizado mucho en las últimas décadas. Estos tiempos modernos caracterizados por una vida acelerada, con sobresaltos y cambios, nos demanda que seamos resilientes.
Más allá de definiciones y significados teóricos sobre el tema, considero que ser resiliente es una capacidad, que está muy conectada a nuestra flexibilidad y a la vez a nuestra fortaleza.
Es necesario tener flexibilidad para adaptarnos y entender que los cambios son parte de la vida, así que el resistirnos ante ciertos hechos o acontecimientos, a la larga nos causa dolor (físico y emocional), por ello es importante desarrollar adaptarnos… fluir!
La fortaleza es la capacidad de no perder nuestra esencia, es no perder el norte, a pesar de lo que pase “afuera”, mantener la claridad de quienes somos y no olvidar que estamos viviendo experiencias de aprendizaje.
Esta combinación de capacidades (flexibilidad y fortaleza) la podemos desarrollar a través de la toma de consciencia de que todo es impermanente, todo pasa, todo cambia.
Y tú… ¿qué tanto te resistes a los cambios?
Un abrazo
Keyla
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