¿Dime de que padeces y te diré qué te pasa?



Nuestro cuerpo es el instrumento que utiliza Dios (en cualquiera de sus representaciones) para alertarnos cuando algo no está bien. Contrario a lo que podemos imaginar, las enfermedades o accidentes no son castigos ni consecuencia de la genética familiar.

La enfermedad o los accidentes, se manifiestan cuando existe un desacuerdo entre el alma y la mente. Nosotros los seres humanos,  tenemos por hábito o costumbre pensar una cosa, sentir otra y hacer algo completamente distinto, como si fuéramos tres personas diferentes dentro de un mismo ser.
Ante ese desorden en el que vivimos... es lógico que exista algún mecanismo que nos permita hacer un STOP”
De manera consciente, muy pocas veces nos damos el permiso para detenernos, reflexionar y mirar cómo estamos llevando nuestra vida. Es por ello, que la divinidad de nuestro ser interviene para que hagamos esa parada o stop obligado,  la cual viene expresada a través de una enfermedad o algún accidente… así que en lugar de protestar por nuestra mala suerte al golpearnos o enfermarnos, es importante que cambiemos nuestra percepción y demos las GRACIAS… porque nos están dando la oportunidad de tener un espacio para hacer introspección, revisarnos, reflexionar y estar con nosotros en un proceso de indagación que permita descubrir si estamos caminando en la dirección que nos hace feliz.
Nuestro cuerpo está diseñado de manera perfecta, el mejor de los arquitectos colocó todas las piezas para que funcionaran de manera única y armónica.”
Cada órgano, célula, músculo y hueso tiene un rol; como miembros de una orquesta fluidamente ejecutan su parte de la partitura de manera magistral. Si se produce una nota fuera de orden, o alguien desafina el director hace que todos paren, y se dedica a revisar qué pasa con el propósito de corregir y  lograr el objetivo de ejecutar la sinfonía perfecta.

Esta analogía nos permite de manera sencilla, evidenciar que de igual manera sucede con el cuerpo, cuando algo no funciona como debería, corresponde parar y revisar.  Nuestra misión es ser felices y nuestro cuerpo es el vehículo que nos permite sentir y experimentar la vida, por ello es importante que estemos atentos a las señales que nos emite.

Ama tu cuerpo, interésate por saber cómo funciona cada órgano, sumérgete en el conocimiento de ti, para que tengas la capacidad de descifrar las señales y poder darte cuenta cuándo te estás desviando del camino de tu felicidad.

Un abrazo,

Keyla

Pd: foto de libre uso de pixabay.com

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